sábado, octubre 13, 2012



 CAPITULO 2
La brisa marina, irrumpió su pensamiento, y le hizo recordar lo mucho que había pasado desde aquel distante día en el cual se había inscrito en la Reserva Naval. Quizá había recordarlo por el usual uniforme, o por aquel instante en el cual se había absortado, mientras escuchaba la orden de la Misión del jefe de misiones. Seguía presente ahí, como si volviera a inscribirse, como si volviera a azótalo el miedo de la incertidumbre y a recordar la certeza de que ser Marino no era fácil, y mucho menos simple.
El orden de la Misión se dio por terminado. Las filas organizadas estaban, marinos de impecables uniformes en total serenidad, y firmeza característica, aun con una concentración mayor del miedo, el cual había dejado de existir desde hacía mucho tiempo.
William Rolling’s se encontraba, con su solemnidad acomstrumba, y sus azules ojos letales, enigmáticos, ajenos a cualquier sentimiento que se pudiera descifrar. Su cabello castaño era cubierto por el sombrerillo del uniforme, y a los laterales de su cabello, un orden meticuloso, de las pequeñas partes que solían sobresalir.
Presentes para emprender Una nueva misión, entre el bullicio de la gente y el ritmo acelerado que llevaba la vida, estando a bordo… a mar adentro, todo aquello desaparecía y extraña pero usualmente, cada uno olvidaba, por un momento aquella vida, tan ajena como el barco en cualquier misión, “CONCENTRACION”- Era uno de los valores por la reserva Naval, que llevaba entrañablemente desde el campo de reclutamiento, y que puso en práctica en las pruebas físicas.
El mar azul en calma se encontraba, desde la lejanía se observaba como una corriente tranquila, sin embargo entrando en ella todo podía pasar. Un estruendo se oyó venir, y entre el bullicio sobresalió aquel ruido metálico que ya le era usual y automáticamente le informaba; era hora de zapar. 
Busco entre la lejanía y ninguno de los suyos se encontraba a simple vista. Volvió a poner su mente en lo aproximado, y en ese instante la embarcación empezó a separarse lentamente alejándose junto con las olas del mar, después de estar a punto de zarpar, se encontró próximo a la misión.
<< Esta tarea de ir y venir>> solía mencionarle su madre frustrada, sin embargo siempre una parte de ella pudo esperar eso, era Rolling’s, Herencia sin duda alguna, Su padre Capitán desde hacía 25 años, un tercio de su vida se encontraba en el mar.
Sonrió al recuerdo casi olvidado, pero en cada de esos instantes presentes. El estaba convencido de que así era, Ir y venir, pero su misma naturaleza no permitía quedarse en una sola parte, o no permitía la rutina, le abrumaba fácilmente.
Todos en sus respectivos lugares, dejaron atrás el arduo protocolo y lo sustituyeron por un constante estado de alerta y quizá próximo ataque que se podía formar en cualquier momento.  Tiempo después observo asía atrás, de donde había provenido el barco, y el gran muelle y embarcación se disipo entre la distancia pasando a ser una mancha lejana mas en el aire, la cual carecía ya de sentido.
Desvió su mirada y se incorporo mental al escuchar el orden de la misión dada por el Almirante; Parker, un hombre de carácter imponente y cuerpo de rascacielos, el cual debido a su firmeza y obstinada obsesión con que el siempre tenía la razón, le hicieron llegar a ser Almirante, su espíritu de rebeldía se reflejaba en cada una de sus acciones, en su manera de hablar, de mirar a los ojos y hasta cierto punto de retar a la vida.
Con una voz cortante y una interna soberbia ordeno a todos;
Misión Especial, Océano Atlántico. Nos encargaremos de defender la tierra de las sospechas de batallas, Alerta permanente solicito, no estamos jugando con niños si no con hombres que nos ganan en potencia numero e inteligencia, así que intenten por lo menos, no dejar que los descubran. ¿He dicho? – grito imponente.
¡Si Señor!- contestaron a una sola voz.
¡Si señor!- dijeron todos a una sola voz.
El barco comenzó a apartarse totalmente de la orilla, y preparados para la travesía que se venía cerniendo.
Todos a sus lugares de combates, en posición constante de ataque se pasaban las horas, en recuerdos remotos de sus respectivas vidas, y el nuevo margen de error que siempre les era impuesto; Prohibido morir. Solían mencionar constantemente ya fuera sin mencionar o explícitamente; Prohibido morir, seria quebrantar la primera regla de todas, la más importante y a la vez dolorosa.
Sin embargo cada uno de ellos sabia que era estar ahí, era como ir a la guerra y regresar cada vez tardío, si William hubiera sabido que las misiones se alargarían como la misma vida, lo hubiera pensado dos veces, 2 meses, 1 semana, 6 meses…cada vez mas presionadas y alargadas. Aquel recuerdo del provenir le hizo recordar, la historia que siempre fue contada por la familia Rolling’s, el tío Robert que se fue a una Guerra Civil durante 5 años, y regreso con el retraso de 15 anos después, esperando a encontrar la manera de regresar a su pueblo, pero debido a los Pelotones de la guerra contraria, y su mala o impensada arma; de dejar al pueblo sin ninguna comunicación, exacto la portátil que s enviaba, o los mensajeros. 
Pudo haber salido de ahí un mes después de aquellos 5 anos de vida en peligro constante, por su ingenio e inteligencia pero una noche remota confesaría después << No tuve la intención de irme, si no de regresar el tiempo>> No vivió en la guerra Civil 5 anos, si no muchos anos después, cuando el recuerdo de la guerra le perseguía aun después de viejo.
Pasaron horas y horas, aun mucho antes de que el barco enemigo los encontraran, y quizá pasarían días antes de que la verdadera lucha iniciara.
Ellos saben que estamos aquí.- dijo el almirante.- le puedo sentir en el aire, la zozobra que nos tiene.
Todos en completo silencio escucharon las palabras del almirante, ellos bien sabían que después de cada sospecha de Parker, indicaba nueva orden, o mayor margen de error, como le solían llamar.
La emboscada perfecta, la llamaremos así- ordenaba – no nos moveremos de aquí, no al menos hasta su pedazo de barro, hasta que ellos vengan a buscarnos, sucederá como con todas las guerras, en la desesperación iremos al territorio enemigo, territorio de su juego.
Y en su territorio están sus reglas, y saben lo mucho que no me gustan las reglas…- agrego al terminar.
Era extraño como no solían gustarle las reglas, y se encontraba bajo un régimen mas reglamentario, sin embargo el mismo reconocía, que lo que hacia evitar escupir sus palabras era saber que era el almirante, y fuera del protocolo el evitaba las reglas.
¡ Rolling’s! ¡ ¡Warter! y Timonel. Miller, se harán cargo de la noche, los demás, tengan cercas sus armas, vayan a dormir o cenar, lo que sea viene siendo lo mismo. – Ordeno.
La orden del día estaba dada, después de eso al Almirante Parker, le importaba nada lo que sucediera, excepto algo que le relacionara. Enérgico hasta cierto punto, Autoritario sin dudarlo, y a veces preso de unas ideas extrañas para las nuevas batallas, que extrañamente aunque sonaran a locura nunca le faltaban, tenia la sangre de guerra corriendo constantemente por sus venas. Apenas hacia dos misiones, algo que le había sido impuesto por el aire, fue causante de ordenar que nadie durmiera durante 2 días, sin embargo no era mucho entre si, la capacidad del insomnio de los marinos era de hierro, sin embargo una tormenta se avecinaba y las gotas pesadas, se cernían sobre el barco, a él no le importo en absoluto, él dijo <<Se que van a venir, nos creen tan tontos que creen que nos iremos a dormir, hasta que salga el arcoíris>>- dijo con desdén. Y así fue a media noche del segundo día, después de que la lluvia azotara con mas fuerza, una luz se observo entre la lejanía, y con el barco detenido, y las armas sobre las rodillas, y los otros en posición oculta, les tendieron una emboscada, y los aniquilaron a todos a tan solo 20 metros de anticipar su muerte.
Ninguno salió vivo, y por si fuera así, grito el Almirante Parker.
¡Aunque salgas del barco, morirás! ¡Como todos los demás! – y disparo a la deriva del mar, con un brillo de demencia que muchos juraron que resplandeció.
Era un demente para algunos quizá, con poca ética al perder los estribitos, pero yacían 2 anos que nadie había muerto en aquella tripulación, sin embargo entre las tripulaciones y regímenes, se comentaba que era una verdadera batalla estar en su misma tripulación. Lo cual era verdadero.
A la deriva se quedaron los tres, Rolling’s, Miller, y Walter, vigilando asía el infinito abismo negro, que ahora era el mar, entre el cual resplandecían las estrellas. La brisa marina se hacia cada vez mas fría, ahora con otra ropa distinta al formalismo del uniforme blanco, se encontraba mas delgada. Atravesando los huesos. 
En vigilia entre la espesa noche, cada uno en una posición mas factible de combate. Esperando, a que un barco se apareciera y pudieran esperar el nuevo orden, sin embargo ellos bien sabían que eso no pasaría, no aquel día, puesto que sabían que se encontrarían en espera, y también ellos vendrían pasando mínimo 20 días.
De alguno u otra manera, todo aquello le parecía a la guerra, el incierto de saber que la vida se les iba en segundo, y en apenas aquellos, debía haber lealtad, también de recordar la frase de su abuelo <<En la guerra puedes esperarlo todo, excepto lo mas posible>>
Recordó la última vez que quiso salir a la guerra, y rio a los rastros de su locura prematura, tenia apenas 7 anos, cuando su abuelo salió a la guerra civil acompañado de El tío Robert, sin embargo el volvió tres años después. Pero se encontraba tan lúcido ese recuerdo, su abuelo saliendo de su casa, su abuela extrañada entre el duelo de sentimientos que tenia, rencor, odio por dejarla, pero al mismo tiempo unas inmensas intenciones de detenerlo y decirle que no lo esperaría, si se iba. Pero nunca lo hizo, a pesar de haberlo pensado, ella lo amada a pesar del tiempo y se imponía ante el sacrificio de la distancia. William contagiado por las emociones de su abuela, le dijo con voz dulce <<yo te acompañó a la guerra>>. Lo tomo de la mano, y le hizo caminar. Todos rieron por el buen humor que les causo.
<<Vamos Will, iremos a casa>> - le dijo su mama al ver las dos figuras que se disipaban entre el polvo, guardando discretamente una esperanza de verlos regresar.
Su Tío Robert, se había ido junto con su abuelo, (era hermano de él, sin embargo le causaba fatiga decirle tío abuelo.) por la extraña complicidad mas que hermandad que se tenían, habían sido muy unidos siempre, en demasía, dirían sus esposas, y eso se termino de comprobar a los incrédulos, el día en que El abuelo Tom muriera, y lo siguiera con él, el Tío Robert, como cuando tom lo acompañó hasta la guerra, después de separarse entre caminos cada uno de la guerra, él lo encontró 6 anos después y 3 desde que termino su propia guerra , y le intento convencer de que regresaran los dos juntos, sin embargo él ya estaba muy lejos de aquella nostalgia por volver , y lo aludió con el pretexto de que regresaría dos meses después, cuando encontrara como irse, sin exponerse los dos tantos. El abuelo Tom regreso, y esos dos meses se aplazaron, cuando el regreso 20 anos después de haberse marchado, volvieron a ser como antes, pero esa felicidad la interrumpió la ley de la vida, y después de haberse acostumbrado a estar sin el, y volver a acostumbrarse, determino a no hacer nada al respecto, y esperar a que la muerte le llegara pronto.
Observaba las estrellas desplazarse, y un punto difuminado de lo que era una luz de faro, tan pequeña y tenue que se veía a la distancia. Aun en vigilia, apenas 1 hora de la orden otorgada, llego a la conclusión de que el tiempo se pasaba lento al no hacer nada.
No esperaba impaciente, si no con una calma interna y a la vez estado en alerta según lo aparentaba. Pero aun lo pensaba en su interior, nadie vendría, no aquel día.
John Miller, el timonel. Se encontraba al extremo del gran barco, se perdía entre la obscuridad de la noche, sin embargo el volumen de su cuerpo aun lo hacía visible, nunca había tenido la oportunidad de hablar con él, y era de aquellas personas de las cuales, no se piensa nada, ni se sabe nada, ni es un argumento para una plática trivial. Era más desconocido que un extraño, y lo más curioso es que de vista, lo había visto por anos.
Era extraño en aquel amplio barco, la mayoría solía conocerse, por el tiempo de convivencia y la lealtad en las misiones. Walter, de Walter, sabia apenas mucho, se saludaban cuando se encontraban en Washington D.C, y tenía el título ganado en toda la tripulación como el “Casanova Fluvial”, y era bien adaptado en los bares, las fiestas, las jubilaciones, y toda ocasión que lo ameritaba su conciencia. Sabia de las mujeres como sabe un sabio de la vida, actitudes, cosas que ellas piensan que los hombres no saben, lenguaje entre ellas, y todos aquellos trucos que las hacían ver bellas, en todas horas. Walter era así, y aun más sorprendente era que en las misiones largas aun estuviera ahí, en lugar de saltar del buque e irse a un bar cercano, o si existiera acuático; y entre bromas y bromas de los demás tripulantes, le inventaron que el moriría por haber saltado del buque conquistado por el canto de las sirenas majestades. 
William conocía a la mayoría, ya fuera por medio de un truco entre la cena, o por una misión ocasional.
Una puerta que se escucho abrir, le hizo incorporarse y ponerse en posición de alerta.

Tranquilo marino.- dijo la voz del almirante Parker al salir- que si llegaran esta noche, no lo harían con ruido.
Los tres se voltearon y dejaron su posición de ataque. ¡Si señor!- mencionaron al mismo tiempo.
Descanso. Vuelvan a sus posiciones.- Contesto.- como me encantan los formalismos de esta sociedad.- dijo divertido.
Ahora vayan al comedor, que por mientras, dejare a los tres chiflados cuidando sus puestos. Por cierto háblenle a Turner, Owen, y Robert. Que tengo que enviar un telégrafo al Capitán Flenex.
¡Si señor!- Contesto Walter.
Salieron al comedor, una hora después, ya nadie se encontraba, vacía la cocina, como nunca la habían visto, cada uno sirvo su plato, y comieron, cada uno de los alimentos, reflexivos acerca de lo que les esperaba.
¡Espero que no se le ocurra que nos quedemos 20 días ahí!- exclamo el Timonel. Miller.- además como timonel de día, debería estar descansando a estas horas, o al menos que no le interese que se colisione el barco.
Terminaron de comer minutos después, y salieron a las afueras del barco para recibir la nueva orden.  En la parte inferior donde se encontraba la hasta, estaba el Almirante Parker, mirando asía el horizonte inmóvil, con sus manos sobre la orilla del barco y un colgante de metal en la mano izquierda, sostenido por la fuerza de gravedad.
Se quedaron inmóviles, sin descansar su posición de saludo, esperando cualquier señal que el pidiera. Parker se encontraba absorto aun, soltando un suspiro al aire, que aparto con la corriente de viento.
Almirante Parker- Dijo William.
Volteo y se incorporo mentalmente, y les ordeno inmediatamente que volvieran a su posición que los tres chiflados ya se habían regresado desde hacía 10 minutos.  El Almirante Parker se alejo después de avisarles el orden, se alejo del lugar y bajo a un cuarto privado de barco en el cual solo se conocía de su existencia, pero se negaba la entrada a todo el público, era único y exclusivo del Almirante Parker. El cual tenía una extraña tendencia a pensar que las cosas decían las personalidades de las personas, y era más que crucial la influencia que tenia después, al dejársela ver.
El cuarto se encontraba en un orden no reconocido por la suciedad del lugar. Las paredes sudaban constantemente en estar en aquel lugar, el cual tampoco dejaba a nadie pasar ni siquiera para limpiar. Las paredes tenían en las esquinas telarañas, y unos musgos y hongos se difuminaban a la distancia, pero al verse de cerca, un hedor a humedad los acompañaba.
 Puso en función el viejo radio que solía estar sobre la mesilla. Aparto por instinto el polvo del, y espero los informe del clima, con una paciencia eterna, la cual era muy característico de el al esperar el clima, Espero durante algunos minutos, meciendo su mano al movimiento que caía de la pequeña pelotilla que estaba elevándose.
Una intervención se oyó desde el aparato.
Dejo la pelotilla en el espacio de la mesa, puso sus brazos sobre aquella y espero a que se escuchara algo del interlocutor.
Almirante.- Dijo una voz del otro lado del monitor.
Lo escucho.- contesto.
Paso la conversación entre informes de los nuevos lugares a donde irían, el clima relacionado y todo aquello que conllevaba a un contratiempo. Sin embargo una noticia aun más alarmante se cernía sobre ellos, la cual a pesar de ser usuales, nunca eran deseadas ni bien recibidas. Una tormenta se aproximaba, y no planeaba durar poco tiempo.
¡Atención!- grito atreves de todos los dormitorios, los pocos que se encontraban, se impactaron al recaer sobre si el plexo de la luz tajantemente. – Vendrá una tormenta, no estoy muy seguro cuanto dure, pero no es poco según lo informan, De nuevo al servicio, ahora tienen dos órdenes, evitar la emboscada, evitar perder el paso en la tormenta.
La mayoría se encontraba adentro, organizando todo lo necesario, evitando salir al buque, puesto que según ordenes, era imposible observar bien con la simple vista en la lejanía, eso William lo había comprobado, sin embargo aun yacía postrado en el mismo lugar en el cual le habían dejado. Había pasado un par de veces el Almirante, sin embargo nunca cambio de orden, a pesar del cielo negro que se venía cernir sobre los tres marinos.
Lo que había comenzado con finas gotas derramándose por el espacio, término en una lluvia frenética, y un mar bestial. Hasta cierto punto se encontraban alarmados, sin embargo el Almirante ya para aquellas horas había perdido los estribos.
Ellos vendrán.- le dijo mientras se encontraban los cuatro mojándose en una manera extrema.
¿Cómo lo sabe?- le pregunto el Marino William, de una manera diplomática intentando que no pensara que no confiaba en sus intuiciones.
Lo siento en el aire, además son tan cobardes que vienen ahora que la lluvia no nos permita ver su cara.- contesto con serenidad.
Esto ya no es una simple defensa…- pensó entre sí William.
Esto va a ser más una batalla, esto será una guerra mundial.- dijo como si le leyese la mente.
Hacía más de un ano que las misiones estaban destinadas a protección y combate, no había mas allá otro rango o actividad de la Armada Marina, desde hacia un ano, las razones nunca se aclararon directamente, pero fue en ese día, bajo esa tormenta sobre aquella revelación tan simple sin fundamentos de un Almirante considerado por algunos dementes, fue por todo aquello que comenzó como dijo años antes Parker; La segunda Guerra Mundial.
La Segunda guerra mundial, fue como para todos, recordaría anos después William, el desastre más desastroso de todos, el afán del gobierno con más sacrificios del todo, y la pérdida de humanidad más grande de todas.  No hubo un tema que no se hablara o se tratara con prejuicios o etiquetas en la Guerra, religión, política, genero...No hubo nada.
Se quedo callado sin decir nada al comentario del Almirante, sin embargo era algo que ya se venía anticipando por los grandes pensadores de la época, el manejo del gobierno, el inconformismo de todos en conjunto, la línea delgada de encontrar una solución, o un acuerdo, había dejado de existir, sin embargo nadie lo decía pero todos sabían una sola cosa; “Todos contra todos”- acababa de iniciar.
Entre el constante absortamente, algo le hizo incorporarse y salir de su estado de tranquilidad y ver realmente el ritmo de la vida, puesto que el ruido estremecedor que se escucho aproximarse le hizo despertar.
¡Cúbranse!- Grito a los cuatro horizontes a los tres Marinos.
<<Pum, pum,pum>>- se escuchaba por ambos lados, al aproximarse a la lejanía, y al disiparse en el camino. William volvió a su estado de mayor alerta, le arrojo por el suelo una arma al Almirante, el cual yacía segundos que había sacado la que siempre llevaba con el. Toma las dos, una en cada mano, sin importarse si era diestro y no zurdo, dejando todo a la suerte, y a la práctica.
William continuaba, disparando asía una nada desesperada, en una emboscada tenida por los tres entre señas, empezaron a disparar a aquella nada sin ser vistos, y desde las cabinas de ataque se organizaban marinos con sus armas, y sus potencias para obtener una destrucción.
Entre el fuego de las armas, El Almirante dio la orden de dejar de disparar, algunos con rostros extrañados aun así le obedecieron, y él les contesto a todos los incrédulos.
¡Háganme caso, que aquí morimos todos!
Esperaron varios segundos, listos para disparar, cargando de arma y a la vez de adrenalina.
El humo y la neblina se fue disipando poco a poco, y al observar en una emboscada desde la lejanía, no encontraron nada a favor a que darle, había sido simplemente una “Lluvia de proyectiles”. Ningún barco enemigo se escondía, y desconocían el punto de referencia de donde habían provenido los proyectiles.
¡Nos jugaron!- dijo el almirante sin salir de su posición de ataque.
Ninguno se levanto, no hasta después de 40 minutos de estar en la misma posición, y habiendo puesto a vigilar a distintos marinos en ciertos puntos. No entendían como llegaron los proyectiles si no caían en línea recta para que fueran Aero, y no se elevaban por si eran marinos . Era al mismo nivel del barco, pero no había otro, salvo su misma tripulación.
…Excepto el de la misma tripulación.
Entre el disturbio pasado, los minutos continuaban en una media noche incerta, sin embargo eso no importaba, no al menos para el Almirante Parker, el cual yacía aun de rodillas en el suelo con  un ojo de rabino en la puntería de aquella arma. Después de aquello, nadie descanso esa noche, ni aun los tres marinos que aun seguían en vigilia, ahora con razones mucho mas justificadas que las anteriores, y antes de dejarlos bajo la ahora tenue tormenta, dos horas después de lo sucedido, se dirigió el Almirante Parker, con voz firme.- Les dije que si alguien se aproximaba, podría ser esta noche. – Dejándoles claro que el concepto de Demente, era un poco subestimado para su inteligencia.
Pasaron el resto de la noche en vela, sin saber de antemano lo que se cernía encima. Sin tener sueno alguno, solo un poco desequilibro en el incorpora miento mental, al observar alrededor y verse un abismo oscuro entre el ahora tranquilo mar, Era perfecta la escena, perfecta para cualquier cosa imaginable, y entonces remotamente le recordó a aquella obscuridad que le atemorizaba por la noche, hace mas de 10 anos.  Aun observando asia la nada se preguntaron en complicidad mental y en secreto cada uno, que tanta utilidad tenia aquella orden de la cual no habría nada mas que poder hacer, puesto que por lógica, la tripulación extranjera sabría muy bien que ellos estarían en vigilia, como lo estuvieron antes.
Paso la noche entre recuerdos vagos, que según  pensaba William, eran lo reconfortante cuando ya no existía nada que hacer.  En falsas alarmas que se confundían con barcos enemigos, y en realidad eran reflejos de la luna que atravesaban el agua. Además de unas palabras cruzadas con sus compañeros, en especial con Walter, quien le contaba a lapsos experiencias desalineadas que vivieron cada vez que salía de la marina a festejar.
Vieron el sol salir, y descubrieron que el amanecer hasta cierto punto era una fantasía, puesto que no alumbraba todo de momento, si no, cada lugar o espacio tenia a recuperar su fulgor poco a poco, hasta llegar a un alumbrado perfecto, donde se alcanzaba a ver todo claro.
Salió el Almirante Parker a las 7:00, con su traje de nuevo impecable, y ningún rasgo de batalla o desvelo de la noche anterior.  Es hora, Regresen- Les indico a los tres señalando con el pulgar la  entrada de la cubierta del buque. Entraron  los tres e hicieron todo lo que debieron para volver a estar como el Almirante, sin ningún rasgo de batalla, y así fue, sin embargo una sensación de desvelo se les marcaba en sus ojeras.
El nuevo día, estaba ocupado por un sol esplendido, y los rastros de la tormenta anterior, se habían ido y había dejado atrás ese mar turbulento.  Lo único que quedaba del era solamente el recuerdo.
Respecto a la emboscada sucia que les habían tendido, El Almirante había pensado mucho acerca de eso, puesto lo que no sabían era que el lucia de nuevo impecable, no por el sueno que consiguió si no por las horas que llevaba despierto, y sus habilidades extrañas
Escucho informes de clima, observo las épocas de huracanes, los puntos de referencia, estimo coordenadas donde fuera mas viable detener un barco sin ser visto, hojas y hojas, planeando una batalla por escrito, hojas y hojas, planeando una emboscada por planos diseñados por el con tan coordinación y minuciosidad, como si fueran a ser vendidos.
No durmió pensando, que harían para querer atacarlos, con sus aires de demente, se encerró en su cuartillo y observo el mapa, planeando una buena emboscada como si fuera un partido de soccer. Junto la información necesaria como solía hacerlo, para planearlo todo, como él había prometido seria “La emboscada perfecta.”

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