AMORES TETRICOS parte i
Anne Díaz
(FELIZ HALLOWEEN)
Terminamos envueltos en una Guerra infernal, en un tiempo extraño que se
basaba en huir y vivir mientras se pudiera, terminamos hundidos en el
vislumbrar de la vida incierta. Atados en algún extraño sentimiento, que el
recitaba con su voz ronca <<Amor>>, extraviados en una felicidad
impenetrable, de unos amores jamás inseparables, arriesgando todo por una
persona apenas hace pocos meses le
consideraba detestable . Lo elegí tres veces, desde aquella noche primaveral, y
lo volvería a elegir, pagando el mismo precio. Aun mientras en las noches
fugaces la brisa marina azotara contra la pequeña casa y una nostalgia
intachable me atrapa, aun ahí lo volvería a elegir, y él me volvería a elegir…
***
Había captado la esencia insondable en sus ojos. El ruido feroz del
ejercito mío arrasando con la poca vida humada que aun existiera, extinguiendo
hasta la felicidad de las risas de los niños, con una cortada profunda en su
garganta, acallando cada una de aquellas para siempre. A las mujeres las
mordían a sangre fría, extinguiendo de una vez, aquel apetitoso manjar que
emanaba de su cuerpo, y recorría sus venas, en total sincronía, como un
péndulo. Y con aquellos forasteros, nadie tenía piedad, su sangre era en mayor
cantidad, y una energía desprendía, no dudábamos en clavar los dientes, lo más
cercano a la yugular, y disfrutar los placeres de la fuente de vida mortal, los
cuales estaban más que alejados, para seres tan extraños como nosotros,
vampiros.
<<Tan dulce como la conseguía mama>>- dijo el vampiro de ojos
rojos, mientras aventaba el cuerpo del niño que apenas hace poco, jugaba por la
tierra.
<<Vamos Jones, no hay sangre que perder>>- le ordene de
inmediato.
El bullicio de los humanos rogando por sus frágiles vidas, me penetro hasta
la cabeza muerta, tan insulsos, e impotentes a tales situaciones, no sucedía,
ni siquiera en las películas, no por rogar por sus almas, terminaría
retirándome del terreno de aquella sangre apetitosa.
<<Ten piedad, te lo suplico, por lo que más quieras, déjame irme
conmigo y mis hijos>>- dijo una señora, mientras lloraba en sollozos,
cuyo rostro ni siquiera me moleste en recordar.
¿Piedad?- me eche a reír en tono burlón.- Fui creada de la atrocidad, y lo
que más quiero, murió hace 123 anos.- no me moleste en dar la orden, y con voz
severa pronuncie.- Jones, Mátala.
Todo un placer, y así la existencia de aquella extraña, termino en un grito
ahogado, Fácil.
Lo único que me molestaba de tal matanza, aun mas que los gritos inútiles
de suplica, o lo apresurado que teníamos que hacer el trabajo, era ensuciarme
las manos, lo odiaba, la sangre se impregnaba en mi piel pálida, dejando un
tono rojizo durante semanas.
Puaj.- repugne.
¿Estás bien?- dijo otros de los míos, Patrick.
Si, es solo…esta sangre que se… se infiltra.- dije mientras brotaba mis manos
sobre una camisa de un herido.
Habrá que evitarnos la pena, y que ellos se maten entre sí. ¿Te parece?-
dijo entonando cada palabra intentando hallar una aprobación.
No, no, está bien, no quiero beber mi sangre de un cuerpo derramador de
tal, recuerda para eso vamos directo.- mustie mientras fijaba la vista en
Jones, quien encajaba la punta afilada de su navaja en el cuello de aquella
mujer.
Después de tiempo, volví a la caza, en diez minutos más saldría el sol y
volveríamos a las casas de la tierra, o quemarnos en fuego, sería la segunda
opción. Disfrute los apenas tres minutos que me sobraban, no es que fuese muy
selectiva respecto a lo que comía, pero los jóvenes, formaban parte de cierta
debilidad del paladar.
Un Joven, aparentemente de mi edad permanente, diecinueve se encontraba
postrado ante mí, escondido entre las ramas del gran árbol primaveral, pude
sentir como contuvo su respiración, al escuchar mis sigilosos pasos pero agudos
acercarse a su dirección, su corazón, tan vital, jovial, acelerado, latiendo,
latiendo, como una música extravagante ante mis oídos, y su sangre la olio,
atravesando su piel, en una herida que él ni siquiera había notado.
Mío.- pensé para mí misma.
Camine la circunferencia del árbol, que nos separaban, entonces corrió, escapo
de mi, aun si observar su rostro, solo su complexión, intentando ser más ágil,
inútil. Le admiraba el valor del niño, entonces decidí darle 7 segundos de
ventaja…7 segundos de ilusión.
¿Estás?- pronuncie con mi melodiosa voz, pasando el tiempo, mientras me
adentraba en el oscuro bosque.
Solo el sonido de las lechuzas, se escucho.
Mencione estas…- mustie con el afán de divertirme un rato.
Corrí tras de él, al ver su frágil silueta, cruzar al lado del otro árbol.
Incremente mi velocidad, asiendo que la suya parecía una burla, le tome por
los tirantes con los que se le ajustaban el pantalón, quedando de una manera
donde se observara su rostro, donde viera su última expresión.
De un cuchillo que saco con una estrategia, le atravesó en un intento
inútil sobre mi cabeza, cortando un mechón de mi cabello oscuro, admirable para
ser mortal.
Lastima.- le tire su cuchillito de broma, furiosa.- Lo que se corta,
siempre se rompe…lástima que soy irrompible. – una sonrisa sarcástica nublo mi
rostro.
Le observe un poco, por el merito llevaba el premio de grabarme su rostro.
Era apuesto para ser humano. Algunos de sus cabellos dorados caían en desorden
sobre su frente, sus labios rojos destacaban entre su piel blanca, formando en
aquellos labios unas comisuras en una extraña sonrisa medio torcida, la cual me
lanzo al aventar su cuchillo. Su nariz, respingada, alineándose en perfecta
simetría, pero no era todo su físico había algo en el…extraño, inaceptable,
entonces la mire por último, lo que observo primero, me encontré con unos ojos
de un color indescriptible, una combinación en un verde-azul, mire al fondo de
ellos, intentando averiguar su vida, como siempre podía, me concentre en ellos
y vi a él atravesado por un espada, los mire otra vez por ultimo y…
Había captado la esencia insondable en sus ojos…
¡VAMONOS!- La voz de trueno de Jones, me incorporo mentalmente.
Le tire al suelo con brusquedad.
Me gire de puntillas, y me encamine de nuevo a casa.
¿No vas a hacer nada?- dijo una voz ronca, varonil, profunda.
Me gire, era el chico de pelo tostado.
Me lo imagino, he escuchado mejores cosas de ustedes en mis libros.-
pronuncio el chico.
¿Mejores cosas?
Si, tan fuertes…hábiles.- musitaba con desprecio.- y al caer el simple sol,
corren como ratas a su escondite.
¡VAMONOS!- Repitió Jones.
No tengo ganas.- me calle las palabras, era ridículo, discutir con él. Le
avente la espada por el aire, llegando a un lado de su cabeza, me gire de
puntas y me marche.
¡DOS MINUTOS ANTES! GEORGINA, DOS MINUTOS!- Gritaba Adriel, furioso,
repitiéndome otros eternidad de existencia, que había hecho mal.- SE VAN DESDE
QUE ENTRA EL SOL, Y ENTRAN DOS MINUTOS ANTES, SI QUIERES QUEMARTE EN FUEGO,
VE Y REGRESA DOS MINUTOS ANTES.- Termino de discutir.
Adriel, era algo así, como el más
viejo de la manada, el “padre” generoso y bondadoso que cuidaba de sus
“pequeños vampiros”, se oponía a la idea de llegar dos minutos antes. Un
instinto sobre protector mas agudizado usaba en mi, error; Una ex novia, nunca
tendría el papel de hija.
Está bien Adriel, como tu digas…- dije observando su rostro de
satisfacción.- prometo que volveremos veinte segundos antes.- le deje hablando
solo.
En cuestión de segundos me encontraba en la manzana; casa de cada uno de la
manada. LA MANZANA GEORGI, sonaba algo así “adorable”. Volví, y sentí la
oscuridad hacerse presente, me preguntaba que era el día en algunos momentos,
123 años sin verlo, literalmente.
Perdía el tiempo en lo que fuese que pudiera perder mi inmortalidad, tocaba
la armónica en un ritmo de blues, cuando tenía algo que decir, siempre pasaba,
aquella noche-día- vampírica, la tome y dure horas, sin apartar mi boca de las
celdillas, tan conmovedora era cada nota, solemne, nostalgia, cada una me
parecía un amor extinto de aquellos mortales, muertos hace rato. Pensé en un
nombre para la canción de horas “AMORES TETRICOS” Vino a mi mente.
Entonces..Recordé su rostro, por instinto o voluntad. Además sus ojos
verde-azules, penetrando con desprecio en el fondo de los míos, ese chico tenía
algo extraño, y después recordé lo tonta que fui al dejarlo ir… hubiera
terminado la molestia de una vez por todas, ¡JONES! Gritaba, gritaba, y me
apresuro.
En la próxima noche saldría, y terminaría todo de una vez…su insulto
también lo ameritaba.
Pase la noche-día-vampírica con las ultimas notas que mis pulmones
formaban, algo agitada, deje esfumarse el ultimo ruido por la celdilla, y Salí
de las manzana, viendo como pasaban las noches .
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