lunes, marzo 18, 2013


Los límites de la Realidad                                                                                          

El amor no puede
                        Salvarte de tu propio destino.- J.M

                                             
Y tu corazón se puso a salvo del dolor del mundo y los tormentos de la historia con una sobredosis de cocaína, tus ojos verdes insondables que me recordaban la belleza de la vida, se extinguieron en aquella aura de mirada perdida, con la cual me veías. Cuando tus ojos se apagaron perdieron el fulgor en unos segundos en los cuales se te acababa la vida, y te dejo de doler el mundo, y dejaste de ser inmortal. Habías tomado aquella mañana ración extra, el recuerdo de tu madre atormentándote, los fantasmas de tu padre persiguiéndote, te costaron unas cuantas pastillas. Los recordabas, continuamente pensabas en la basura del corazón que aun retenías, en las acusaciones, en las noches donde vagabas sin camino esperando una señal del destino, y una de aquellas noches donde la luna parecía un rayón y el cielo infinito, me encontraste, y me miraste con tus ojos vacios, y te enamoraste, me lo juraste. Me reencontraste, solías decir, pero en el fondo tu sabia que estabas tan extraviado de ti mismo, que la influencia de tu propio mundo te alejo tanto de ti, hasta perderte. Y me miraste, aun sabiendo que el amor no es ningún salvavidas, me encontraste. Las noches donde buscábamos el final del firmamento y el inicio del cielo, vagando a la deriva a la que nos llevaba la vida, las pláticas de Filosofías, conociéndote, explorándome, atreves del reflejo perfecto que era el uno del otro. Como nos decíamos que nos amábamos, como nos extraviábamos en nuestras búsquedas internas, en los viernes de Vodka de música nostálgica que llevaba consigo un aire de melancolía y nos poníamos a pensar, a inspeccionar, te inspeccionaste tanto, te atormentaste tanto, que te perdiste, te extraviarte cariño. Te ame, sabes, te amaba aun cuando nos besábamos y las filosofías inútiles de la vida se cohesionaban en nuestros labios, y la libertad traspasaba las barrera de las bocas de ambos. Y de vez en cuando, pienso que aun me contemplas, que la verdad sigues a mi lado, que no has cruzado las barreras Físicas. La libertad, la palabra perdía el significado cuando la decía tu boca, libertad era tu búsqueda constante, tu pasión desenfrenada y yo te entendía, era aquella cosa que te llenaba, como tu ropa de bohemio que usabas los domingos en la mañana, tu manera espontánea de ser, todo aquello lo amaba y la manera inusual en que recitabas la poesía, con un vaso de whiskies en la izquierda, y la derecha leyendo a sorbos lo que decía. Tus metáforas que eran lanzadas en el aire en el momento exacto, en el momento infinito, y yo creía creer que las entendía, que te comprendía que tan preso eras tú de tus desgarradores pasiones, de tus secretos internos, y que la búsqueda del cielo no era una mentira para hallarte en un lugar donde nunca estarías, y que no eran ganas de caminar lejos, buscándote encontrarte. Las mañanas primaverales, cuando me mirabas con tu mirada perdida y me decías que nunca me serias falso, que yo siempre seria la reina de la carretera, las auroras de verano donde recitabas tus mejores poemas y las ultimas puestas cuando el sol caía temprano, cuando de ahí en adelante nuestros espíritus comenzaran a arder y dejar de vivir, cuando tú me jurabas que éramos libres. Nos conocimos tanto que empezaste a adherirte a mí, que confirme que eras un terrible espejo de mí y yo de ti. Las tazas de té, las mañanas de Blues, la ropa que usabas, me hacen recordar lo mucho que te quiero, lo mucho que te extraño, aunque ya no tenga sentido, siento que a veces me extravió como tú. De vez en cuando mi mirada se parece a la tuya, a tus ojos verdes que rodeaban con una sonrisa sarcástica los míos, a veces siento como si otra vez volviera a ser engañada por ti, como solías hacerlo, de una manera tan ingeniosa que dejaba de importarme lo mucho que a veces me hacías pensar que yo no era tan libre como tú, por eso no lo entendía. Pero yo te amaba así, aun así no dejaba de amarte cuando me engañabas, cuando me traicionabas, todos decían que estábamos mal, que las cosas jamás iban a funcionar, pero lo nuestro era una amor sin prejuicios, sin moralismos. Como me gustaría que estuvieras aquí, engañándome y yo perdonándote y así constantemente, volviéndonos locos, volviéndonos jóvenes, inmortales, infinitos, fugaces. Cualquier cosa pero que sea contigo, porque en estos últimos días siento mi aura perdida, que me hundo en una depresión, que las ganas de salir a la lucha constante e infinita que es la vida, se desvanece se desvanece con el tiempo actual y vago en los tiempos azules, en los tiempos azules donde te conocí, y los sentimientos positivos se desvanecen con el tiempo, espacio, los flores primaverales, el viento gélido, el sonido de los besos, todo pierde el significado y mi mente divaga constantemente en tu Recuerdo Fantasmal, que me usa, en la misma camisa que usaste el ultimo día, color crema con mangas, en la última frase que me dijiste aquel día, tan simplista en las cosas más importantes, querido Stan ,pero ya no importa, todo aquello no tiene importancia, porque ahora me pongo a salvo de los recuerdos con varias de las blancas, así le llamabas, aquellas pastillas que le devolvían el color a tu vida, ahora a la mía. Y nos reencontraremos, estaremos pronto en un lugar más allá de la vida, sobre tu espíritu incomprendido que fuiste, atormentado por los recuerdos del corazón, pero tú lo decías, el amor no puede salvarte de tu propio destino, y me cuestiono ¿Si nos salvo? No lo creo…y me disuelvo y empiezo a pensar de nuevo en ti, la primera palabra que como la última fue tan trivial, y empiezo a sentir como si mi corazón quisiera explotar, si quisiera adherirse para siempre contigo. imagino tu ultima sonrisa difuminándose con el tiempo , tu bajándole los brazos a la vida, y no tengo miedo, siento aquella libertad que tanto buscabas, que tanto codiciabas, y tu tanto me la dabas, y me empiezo a apagar, y mis ojos cafés que te enamoraron se marchitan como rosas, pierden su sentido, y dejo de ser inmortal. En menos de cinco minutos, volveremos a ser infinitos, volveré a verte a ti, amor incomprendido. 





 La inspiración vino de Jim Morrison mi cantante favorito, personalmente no quiero decir que la historia es la del Rey lagarto ya que no tengo la certeza de saber a fondo los sucesos y no me atrevería a compararla con su realidad,- ya que se quedaría corto este breve “cuento”- fue el sentimiento de ponerme en lugar de ambos y mucho tiene que ver en la manera en la que yo lo considero. Espero que la disfruten y me puedan decir que piensas. PD: Perdonen la ortografía, la tengo pésima: C 


Anne Díaz 



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